Recuerdo que en una oportunidad estaban sentadas en la banca de un parque dos personas, una de ellas se quejaba de muchas cosas, sus problemas y las situaciones que atravesaba en su vida diaria, pero cuando pasaba una mujer muy bien vestida y hermosa físicamente... él le lanzaba un piropo y trataba de cortejar con ella, no lo hizo sólo en una oportunidad, si no en varias y en algunas utilizaba palabras muy atrevidas.

De repente, le pregunto a la persona que estaba a su lado ¿Qué dices tu?...

¿Tienes problemas? Y que mujeres más hermosas pasan por acá ¿verdad? le dijo... Entonces al ponerse de pie abriendo un bastón y quitándose los lentes de sol le dijo, tienes mucha fortuna de poder ver, pero lastimosamente utilizas esta bendición para ver lo que te rodea con malos ojos, deseos desenfrenados y sin fe... recuerda si tus ojos son buenos, todo tu cuerpo tendrá luz, pero si son malos, tu cuerpo estará en la oscuridad.

Esto nos lleva a meditar en... Nadie enciende una lámpara y la pone en un lugar escondido, ni bajo un cajón, sino en alto, para que los que entran tengan luz. Tus ojos son la lámpara del cuerpo; si tus ojos son buenos, todo tu cuerpo tendrá luz; pero si son malos, tu cuerpo estará en la oscuridad. Ten cuidado de que la luz que hay en ti no resulte oscuridad.

Pues si todo tu cuerpo tiene luz y no hay en él ninguna oscuridad, lo verás todo claramente, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.

Lucas 11: 33-36

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