Meditación diaria
No te escondas de mi
Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios.
Que tu buen Espíritu me guíe por el buen camino.
He perdido el ánimo,
mi corazón está desolado.
Pero recuerdo todo lo que hiciste en tiempos pasados;
pienso en todo lo que hiciste con tus manos.
Tiendo hacia ti mis manos;
te necesito como la tierra necesita de la lluvia.
Respóndeme pronto, SEÑOR,
que se me va el aliento.
No te escondas de mí;
si lo haces, me daré por muerto.
Muéstrame tu fiel amor por la mañana,
porque en ti he puesto mi confianza.
Pongo mi vida en tus manos,
muéstrame lo que debo hacer.
SEÑOR, busco tu protección;
sálvame de mis enemigos.
Enséñame a hacer tu voluntad,
porque tú eres mi Dios.
Que tu buen Espíritu me guíe
por el buen camino.
Extraído de Salmos 14
Cómo vencer la soledad
Cuando era niña sufrí el abandono de mi padre, y mi madre tuvo que asumir ese rol, lo que hizo que se ausentara de casa.
Soldado de Cristo
Compite siguiendo las reglas cómo
un buen atleta para ganar el gran premio.